La dermoabrasión ha
sido durante muchos años la técnica estrella en el tratamiento de las cicatrices por acné moderadas a severas.
La técnica standard
consiste en la aplicación de un spray congelante que hace que la piel se endurezca para facilitar el procedimiento y además
reduce notoriamente el sangrado durante la abrasión de la piel que, se realiza mediante fresas con incrustaciones de diamante
con diferente capacidad de abrasión o mediante cepillos rotatorios abrasivos. Una desventaja que presenta la técnica es el
abundante sangrado que se presenta en las zonas después de la descongelación. Otra desventaja radica en que hay que ir procediendo
por zonas a medidas que vamos congelando.
Si aplicamos, en toda
la zona que va a ser tratada, ácido tricloroacético al 35-50% inmediatamente antes de realizar la dermoabrasión, evitamos
ambas desventajas: la cirugía es más limpia y veloz y evitamos el tener que trabajar por zonas lo que a veces produce un cierto
efecto en escalón y, además, aumenta el riesgo de complicaciones al tratar 2 veces una misma zona. Minimizamos el riesgo de
hipopigmentación debido al daño por congelación al melanocito que es lábil al frío.
La combinación de aplicación
de ácido tricloroacético (peeling químico) seguida inmediatamente por dermoabrasión es conocida como quemo-dermoabrasión.
Esta técnica ofrece las extraordinarias ventajas arriba nombradas, además permite un mayor control de la cirugía debido al
hecho de que prácticamente no hay sangrado transoperatorio.
La ventaja de la ausencia
de sangrado se puede convertir en desventaja debido a que estamos combinando 2 técnicas de alto riesgo lo que aumenta notoriamente
el riesgo en manos no expertas y produce mejorías notorias en manos expertas.