El acné es una condición multifactorial autolimitada, muy común,
caracterizado por uno o más de los siguientes: aumento de la producción de sebo, queratinización anormal del epitelio del
folículo sebáceo, inflamación y proliferación del P. acnes.
En ambos sexos, las lesiones tienden a presentarse y aumentar
durante la adolescencia aunque, en las chicas, pueden preceder de aproximadamente un año la primera menstruación. El predominio
disminuye progresivamente durante la vida adulta y, en general, la tendencia es hacia la curación espontánea hacia los 27-30
años.
El tratamiento del acné depende de la edad del paciente y de
otros factores como tipo, cantidad y localización de las lesiones. En los pacientes de sexo femenino si hubiera evidencia
de androgenismo, alteraciones menstruales y/o presencia o engrosamiento de pelos indeseados haría falta considerar y valorar
la presencia de endocrinopatías.
El enfoque terapéutico tiene que ser orientado hacia la curación
de las lesiones y hacia la prevención de cicatrices debidas a un tratamiento inadecuado o tardío y a minimizar problemas psicológicos
que se manifiestan como disminución de la autoestima y dificultad en la vida de relación.
Existen tratamientos que, personalizados y bien supervisados,
son muy eficaces, están prácticamente exentos de riesgos y efectos secundarios, solucionan notablemente el acné,
evitan la ulterior formación de cicatrices e inciden notablemente en la mejoría del aspecto psicológico del paciente.